Reconocer al mendigo no es tarea fácil. Digo, reconocerlo en nosotros...
No se trata solo de ese mendigo que se para en la calle a pedirte dinero. Se trata de esa actitud que hemos adoptado, adoptamos, o vemos a otros adoptar de dependencia absoluta.
Quizá en momentos extremos de supervivencia, ha sido necesario pedir ayuda. Quizá en momentos de desesperación nos hemos humillado. ¿Qué sucede entonces? ¿Nos paramos y retomamos nuestra dignidad o seguimos atados?
¿Cómo eres tu un mendigo?
¿Qué pides desesperadamente? ¿Dinero, amor, reconocimiento?
¿En quien ves al mendigo que temes?
¿Qué pasaría si lo reconocieras en tí y lo liberas?
¿Puedes ser humilde sin sentirte humillado?
¿Puedes sentir compasión sin crear dependencia?
¿Qué prefieres: dar el pescado o enseñar a pescar? ¿Qué crea menos dependencia?
Elisabeth
No hay comentarios.:
Publicar un comentario