10 ene. 2009

El Arbol de la Vida - Senderos de Nuestra Evolución Espiritual

Para ver una información más completa sobre El Arbol de la Vida, por favor vaya a www.arboldelavida-etk.blogspot.com.
El Arbol de la Vida es un mapa que utilizamos para reconocernos a nosotros mismos como seres humanos y muy especialmente como seres angelicales y hologramas de Dios. “Como es arriba, es abajo”, este es el Principio de Correspondencia que heredamos de nuestros ancestros. Leemos en la Biblia que Dios dice “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” ¿para qué estaría ese texto allí? Para recordarnos constantemente que cocreamos nuestra realidad, que somos parte de esa creación divina, de Dios. El Arbol de la Vida representa entonces ese mundo infinito al que pertenecemos. Nuestra mente racional necesita un esquema, delimitar, explicar de donde venimos y hacia donde vamos. Y muy armoniosamente, el Arbol de la Vida nos permite comprender, explorar ese mundo infinito que está dentro de nosotros, a la vez que despierta nuestra espiritualidad y nuestra creatividad. El hemisferio izquierdo de nuestro cerebro, analítico y estructurado está feliz de poder tener qué comprender a la vez que el hemisferio derecho, creativo, artístico y sin limitaciones, disfruta con todos los procesos de crecimiento espiritual que se activan con el estudio de la Qabalah y el Arbol de la Vida. Formado por diez Sefirot, Esferas o Emanaciones de Dios y 22 Senderos que las unen, podemos imaginar como desde el vacío el Espiritu Divino comienza a manifestarse por etapas, adquiriendo cada vez mayor densidad. De la Nada se expandió de tal forma que necesitó desbordarse, así se forma cada una de las Sefirot, cada una llena de ese aspecto de Dios que se desarrolla, se expande hasta que es necesario que se desborde en otra de mayor densidad. Las raíces del Árbol de la Vida se encuentran en el Espíritu. De esa forma, una a una, hasta llegar a Malkhut, el Reino, que representa al hombre, el ser humano, la materialidad, la Tierra, que aún cuando es la más densa de todas, es la Sefirá que las contiene a todas. La misma sabia que se desprende en el primer Aliento Divino, se condensa paso a paso hasta llegar a esta realidad que conocemos. Esto se ilustra en la imagen de la Espada Flamígera. Cada Sefirá representa un aspecto de Dios, a la vez que un estado de conciencia en cada uno de nosotros. Los Senderos que conectan las Sefirot, representan los pasos que tomamos de una Sefirá a la otra, los pasos de nuestra evolución física y espiritual. En ellos (los Senderos) se encuentran los arquetipos, nuestras habilidades y potencialidades, que pueden o no estar ocultas para nosotros. Cada uno de nosotros, cada ser, cada proyecto tiene su propio Arbol de la Vida, por eso decimos que es una herramienta que nos ayuda a tomar conciencia de nuestro crecimiento espiritual, pero también reconocer en qué etapa está cada uno de nuestros proyectos. nivel contiene sus tesoros y dependerá de nosotros si queremos o no tener acceso a ellos. Pasamos por cada Sendero, atravesamos cada Sefirá, reconociendo a ese Adam Qadmon, ese hombre primogénito de Dios que somos. Así, al entrar en cada una de las diez Sefirot o Emanaciones, que representan las cualidades de Dios, recordamos que Yo Soy lo Que Soy, como se dice en hebreo: “Ehieh Asher Ehieh.” Al andar por cada uno de los Senderos, abriendo en el Espíritu la energía de cada Letra Hebrea, de cada Arquetipo y cada Arcano del Tarot, despiertas en ti esa información que dice que eres parte de Dios y El/Ella te da la oportunidad de reconocerte como tal. Por lo tanto, aprovecha cada uno de sus obsequios, haz uso consciente de tu libre albedrío para determinar cómo recorrer tu propio Arbol, tu mapa. Dios te permite CoCrear con El/Ella tu realidad. El Árbol de la Vida se puede estudiar de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. Cuando lo hacemos de forma descendente estamos atrayendo la Gracia de Dios a nuestras vidas. Cuando estudiamos el Árbol de la Vida de manera ascendente entonces estamos retribuyendo a Dios todo nuestro amor y desapego, paso a paso, sendero a sendero, Sefirá a Sefirá por todo lo que hemos recibido y creado con El/Ella. Esto lo hacemos efectivamente por medio de la meditación, la contemplación, los cantos y las oraciones. Cuando asimilamos los diferentes senderos, ascendiendo desde Maljut hasta Keter, entonces comenzamos a observar esas mismas cualidades en nosotros y en los demás. Cualidades que son intrínsecamente nuestras, que al meditar en y sobre ellas comenzamos a tomar mayor consciencia de su influencia en nuestras vidas. En cada Sefirá y cada sendero encontraremos diferentes símbolos, entre ellos un aspecto o nombre de Dios, Arcángeles, Ángeles, información astrológica, números, colores, entre otros… poco a poco, paso a paso, vamos explorando cada uno de ellos.

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